¿ALIMENTOS QUE NUNCA CADUCAN?
Todos los alimentos, incluso la miel, caducan, aunque algunos se
conservan en óptimas condiciones durante largos periodos de tiempo.
Todos los alimentos se deterioran en un
momento u otro. Pero no todos lo hacen a la misma velocidad. Los alimentos
frescos, como la carne picada, el pescado fresco, las frutas, verduras, leche o
huevos, son los más perecederos y los que menos duran; les siguen los platos
preparados. Los que menos problemas dan son las especias, la miel, la sal, el
azúcar o las mermeladas, cuya composición resulta incómoda para los patógenos,
ya que es difícil que puedan sobrevivir en ellos.
Los alimentos son productos perecederos
que, en algún momento y otro, acaban deteriorándose, si no se consumen en las
fechas de consumo propuestas por el fabricante. Si bien esto es aplicable a
todos los productos, lo que varía en cada uno de ellos es el tiempo que tardan
en estropearse. Que sea más o menos largo dependerá de la capacidad que tengan
de sobrevivir a la amenaza de microorganismos patógenos, virus, mohos y
levaduras perjudiciales. Y también de las condiciones a las que se sometan y de
factores como la temperatura, la luz, el oxígeno o la humedad. Así pues, hay
alimentos con una vida útil mucho más larga que otros porque, por sus
particularidades, son menos vulnerables al deterioro y, por tanto, en las
mismas condiciones, durarán más que otros.
ALIMENTOS
QUE DURAN MÁS
El deterioro y contaminación en los
alimentos es una cuestión, sobre todo, de tiempo y temperatura. Cuanto más
tiempo y más temperatura, más contaminación. Pero hay algunos que, por su
composición, duran más tiempo que otros.
Así, las galletas o el chocolate pueden
durar hasta seis meses, si se conservan en un lugar fresco y seco. Otros
productos, como el arroz, la pasta, el té o el cacao, también pueden durar
hasta seis meses, si se almacenan en un lugar seco y sin luz, igual que las
latas y las conservas. El azúcar y la harina son alimentos más estables que los
frutos secos o las patatas, que también pueden permanecer durante largo tiempo
sin problemas, si se manipulan de forma adecuada.
En el caso de la miel, se trata de un alimento
con un alto contenido en azúcares, que produce un efecto bactericida por lisis
osmótica. Es decir, su baja actividad de agua se suma a su capacidad de evitar
la proliferación de patógenos. Debe tenerse en cuenta que la miel que suele
comercializarse se presenta en estado líquido porque se le han añadido aditivos
y, por tanto, pierde algunas de sus propiedades conservantes; de ahí que tenga
fecha de caducidad.
LOS
ALIMENTOS MÁS PERECEDEROS
Los alimentos más perecederos son los
frescos, como la carne picada, el pescado fresco, las frutas y las verduras, la
leche y los huevos. Para estos productos, una de las prioridades es conocer
cómo deben conservarse para que los riesgos durante este periodo sean los
mínimos. En la mayoría de los casos, estos alimentos deben guardarse en la
nevera, entre los 0ºC y los 5ºC, una temperatura que frena la proliferación
patógena (aunque no la detiene). Debe tenerse en cuenta que la conservación en
el frigorífico es limitada.
La carne picada y el pescado fresco se
mantendrán en óptimas condiciones durante un día aproximadamente, siempre y cuando
no se haya roto la cadena de frío. La carne cruda, la cocida y el pescado
cocido, de dos a tres días. Para la leche UHT que ya se ha abierto, las
verduras cocidas y embutidos así como los postres caseros, el tiempo máximo
será de 4 días. Para las conservas abiertas, la verdura cruda y los platos
cocinados listos para consumir, cinco días. Los huevos y la mantequilla pueden
conservarse de dos a tres semanas. Algunas frutas, como las manzanas, las
mandarinas o las naranjas, pueden tenerse a temperatura ambiente.
PIZZA
Y SÁNDWICH CASI ETERNOS
En 2012, expertos del Centro de
Investigación, Desarrollo e Ingeniería para los soldados de Natick (Massachusetts,
EE.UU.) desarrollaron un sándwich un poco más pequeño y más plano que los
habituales, con una vida útil de unos dos años sin necesidad de conservarse a
temperaturas de refrigeración. La clave estuvo en controlar el pH, la actividad
de agua, la humedad y el oxígeno. Para ello, los científicos crearon un medio
hostil para los microorganismos con el uso de azúcar, miel y sal y un envase al
vacío.
Más reciente ha sido desarrollo de una
pizza que dura tres años. También desarrollado por los mismos expertos
estadounidenses, la pizza es comestible incluso después de 36 meses, aunque no
se haya refrigerado ni congelado. Para conseguirlo, han tenido que hacer frente
a la humedad del queso y de la salsa de tomate y evitar que esta migre a la
corteza y se impida así la aparición de moho.
Detrás de este tipo de comidas, la mayoría
desarrolladas para cubrir las necesidades de sectores como el militar o el
aeroespacial, destacan procesos como la deshidratación y la liofilización, muy
similares y con un claro objetivo: disminuir el contenido de agua. Sopas
instantáneas, especias y café son algunos de los alimentos que se deshidratan o
liofilizan.
Fuente: www.consumer.es
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